No todos los tintos son iguales

Los vinos, como las personas, son únicos y diversos, y por suerte en nuestro país hay una variedad infinita de vinos.
Si bien el color, olor, sabor y potencia de un vino tinto va a diferir mucho de un blanco, un rosado o un espumoso, entre los propios tintos, encontramos vinos muy diferentes dependiendo de la zona, de la crianza y de las uvas utilizadas en su elaboración.

 

Las variedades de uvas tintas

Entre una variedad de uva y otra existen múltiples diferencias, ya que cada tipo incide directamente en su sabor, color y aroma. La uva es el alma del vino y forma parte de su personalidad e identidad, y es esencial conocer las distintas variedades para comprender las cualidades de un vino de calidad.
Cada uva es única y aporta su encanto al mundo de los vinos. Saber con cuál (o cuáles) se ha elaborado un vino es fácil: tan solo hay que fijarse en la etiqueta.
Aquí te vamos explicar las cinco variedades autóctonas de uva tinta más extendidas en España y sus peculiaridades. Seguro que algunas te resultarán familiares, pero ¿sabrías hablarnos de sus principales características?

Tempranillo, la reina de las tintas españolas.

Es la variedad tinta más cultivada en España y está presente en casi todas las regiones. Se extiende de norte a sur y de este a oeste y su nombre varía según la zona, pero siempre con la misma esencia.
Es una uva que brota de manera tardía, lo cual le hace resistente a las heladas de primavera. Además, se recoge temprano: de ahí el nombre Tempranillo.
En general, esta uva da vinos afrutados, aromáticos y largos. Se caracteriza por aromas de frutos rojos maduros. Si cuenta con periodos de crianza puede desarrollar aromas a vainilla, coco, cacao o regaliz.

 

Bobal, la joya del Levante.

De carácter mediterráneo, es la variedad más importante del levante y vive su mejor momento. Después de la uva Tempranillo, es la uva tinta más extendida del país.
Presente también en Castilla La Mancha, esta variedad puede producir racimos de varios kilos porque sus uvas son de gran tamaño; y de ahí su nombre que deriva de “buey”.
Sus vinos tintos son muy aromáticos, de color intenso y tonos violáceos, con sabores profundos de frutas maduras y un toque especiado, ideal para los paladares que buscan complejidad y cuerpo en el vino.

 

Garnacha, la uva de origen aragonés.

La garnacha es clásica por excelencia. Es la tercera variedad más plantada en España, presente en casi todas las regiones (si bien su origen parece encontrarse en la zona aragonesa).
Sin duda es una uva que está de moda y da vinos muy aromáticos, de color poco intenso, alta graduación y de acidez moderada.

 

Monastrell, nacida para resistir.

Típica de Alicante y Murcia, esta uva necesita sol y calor para ofrecer lo mejor de sí. Es una variedad con una capacidad especial de adaptación al cambio climático gracias a su uso eficiente del agua y a su resistencia a las altas temperaturas.
La Monastrell es capaz de producir vinos expresivos y de gran calidad, con una alta graduación alcohólica, que conservan un encantador aroma a moras y arándanos, así como una sensación dulce y frutal al paladar.
Esta variedad también es empleada para elaborar vinos dulces como el Fondillón (D.O. Alicante), uno de los vinos de postre más exquisitos del mundo que ha sido declarado vino de lujo europeo por la UE.

 

Mencía, de León a Galicia pasando por Asturias.

Dicen que es de las variedades más antiguas y que pudo ser una de las primeras cepas que introdujeron los romanos en la Península Ibérica.
Es típica en zonas como el Bierzo, Valdeorras, Ribeira Sacra, Monterrei o Asturias. En general, sus vinos son ligeros y tienen un sabor único afrutado con notas de frutos rojos como la ciruela, frambuesa, fresa o la cereza.
Catalogados como vinos ligeros, sencillos, fáciles de beber, hoy encontramos verdaderas joyas, vinos elegantes en su concepción frutal y mineral.

 

Ten en cuenta que…

Estas son las características generales de las principales variedades de uvas tintas de nuestro país, pero las particularidades de los vinos pueden variar según el clima, el suelo en el que crece la viña, las técnicas de elaboración del vino o los procesos de envejecimiento.
Sea como sea, disfrutar de estos vinos es un verdadero placer, ya que cada copa nos invita a un viaje sensorial lleno de matices y emociones. Así que la próxima vez que degustes un vino tinto, tómate un momento para apreciar la variedad de uva que lo compone y todo lo que aporta a esta maravillosa bebida.

¿Ya sabes por qué uva te decantas?

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