Después de disfrutar de una copa de vino, es posible que desees guardar el resto de la botella para disfrutarla más tarde sin perder su sabor y calidad, y es que guardar adecuadamente una botella de vino una vez abierta es esencial para asegurar que cada sorbo que des sea tan delicioso como el primero. En esta guía te proporcionaremos una serie de consejos prácticos para conservar tu vino una vez abierto.
Mantén la botella de vino bien cerrada
Cuando abres una botella de vino, se inicia un proceso de oxidación que puede afectar la calidad y el sabor del vino. El oxígeno del aire entra en contacto con el vino y comienza a interactuar con sus componentes, alterando sus características originales y acelerando su deterioro.
Mantener la botella bien cerrada es fundamental para reducir la exposición del vino al oxígeno y, por lo tanto, evitar la oxidación excesiva. Se pueden utilizar diversos instrumentos para guardar el vino de una mejor manera:
- Los tapones de vacío se ajustan herméticamente a la botella de vino una vez abierta y permiten extraer el aire creando un ambiente libre de oxígeno.
- Las bombas de vacío, dispositivos que permiten de igual manera extraer el aire del interior de la botella mediante una bomba manual o eléctrica creando un ambiente más hermético. Esto ayuda a preservar el vino por más tiempo y mantener su frescura, aromas y sabores intactos.
Guarda la botella de vino en el frigorífico
La temperatura juega un papel crucial en la conservación del vino. Es recomendable almacenar las botellas abiertas en un lugar fresco y oscuro, lejos de la luz directa del sol y cambios bruscos de temperatura. Un frigorífico o bodega son opciones ideales para mantener la frescura del vino.
El frigorífico proporciona un control de temperatura constante y controlado, esto ayuda a mantener la temperatura ideal para preservar sus características originales. La temperatura baja y estable evita que el vino se deteriore rápidamente debido al calor y contribuye a prolongar su vida útil.
Al igual, esto ayuda a ralentizar el proceso de oxidación del vino, ya que el oxígeno tiene menos capacidad de reaccionar con el vino a bajas temperaturas.
El vino es una bebida con una amplia gama de aromas y sabores sutiles y estas características son sensibles a los cambios de temperatura, por lo que mantener el vino en el frigorífico minimiza la pérdida de aromas y sabores, y garantiza que puedas disfrutar de todas las notas y matices que el vino tiene para ofrecer.
La luz puede alterar sus propiedades
La luz, especialmente la luz solar directa, puede tener un impacto negativo en el vino una vez que la botella está abierta. La luz contiene rayos ultravioleta que pueden desencadenar reacciones químicas en el vino, lo que lleva a la degradación de los compuestos aromáticos y sabores.
Los blancos y rosados son más sensibles a los efectos de la luz ya que tienen una menor cantidad de antioxidantes naturales en comparación con los tintos. Esta es la razón por la que se encuentran en botellas de vidrio oscuro, para protegerlos de la exposición directa a la luz.
Así que recuerda: protege el vino de la luz para conservar su calidad una vez que ha sido abierto.
Siempre en vertical
Mantener la botella de vino en posición vertical una vez que ha sido abierta es una práctica importante que contribuye a conservar la calidad y frescura del vino.
Evita la contaminación del corcho ya que al guardar la botella en posición vertical no está en contacto directo con el corcho que es poroso y puede ser propenso a absorber olores y sabores del ambiente que podrían afectar al sabor del vino. Al mantener el corcho seco se minimizan las posibilidades de estas interacciones no deseadas.
Además, previene posibles fugas y el riesgo de que el vino se filtre o gotee y minimiza la oxidación ya que se reduce el contacto entre el vino y el oxígeno.
El tiempo que se puede guardar cada tipo de vino una vez abierta la botella puede variar dependiendo de varios factores, uno de ellos es el tipo de vino.
- El vino tinto generalmente se puede guardar en buenas condiciones durante 3 a 5 días.
- El vino blanco tiende a ser más delicado debido a su menor contenido de taninos y antioxidantes. Por lo general se puede mantener de 2 a 3 días después de abrir la botella.
- El vino rosado, al igual que el blanco, es más sensible a la oxidación y puede mantenerse en óptimas condiciones durante 2 a 3 días después de abrirlo.
- El vino fortificado o licoroso, como el jeréz o el oporto, tienen una mayor durabilidad gracias a su mayor contenido en alcohol. Estos pueden mantenerse en buenas condiciones durante semanas después de abrir la botella.
Con todo esto, guardar una botella de vino una vez abierta no es complicado, pero sigue estos consejos para garantizar que cada sorbo sea una experiencia placentera para tu paladar. Recuerda mantener un ambiente adecuado, utilizar tapones de vacío y consumir el vino en un plazo razonable para conservar su esencia y sabor.
Siguiendo estos sencillos consejos solo te tienes que preocupar de brindar y disfrutar de tu copa de vino. ¡Salud!